jueves, 23 de febrero de 2017

La fábula del empleado exitoso y del trabajador fracasado

Resultado de imagen de American Psycho hachazo 


Esta es la historia de 2 jóvenes de 27 años inmersos en la vorágine de la crisis económica. Uno, se llama Mr. Triunfito y el otro, Don Fracaso. El primero, trabaja en un prestigioso y reputado despacho de abogados. El segundo, en un bufete de medio pelo. 

Mr. Triunfito es una persona de carácter altanero y con caminar de estrella. Todas las mañanas, el Paseo de La Castellana parece que inaugura una estatua con la efigie de este dandi. Las apariencias muestran que el tráfico se paraliza y que la muchedumbre enmudece ante el majestuoso y galopante paso de un prohombre, protociudadano y español de pro. Camina erguido, deprisa y con largas zancadas, va repeinado y con el pelo embadurnado de gomina, su mirada furtiva y desdeñosa se esconde tras unas gafas de sol de patilla de carey y diseño “cool”, que hacen aún su mirada más altiva y displicente. No sonríe y cuando lo consigue, lo hace con ironía, de manera histriónica, impostada. Tiene el gesto torcido y reproduce, con obsesiva asiduidad, muecas de desprecio. También, se cuida con escrupuloso rigor, come poco, acude al “gym” a diario, viste trajes a medida y es dado a dejarse ver por los restaurantes de moda. Es patológicamente huraño, a rabiar, a más no poder. Presume, continuamente, de los 2.000 euros mensuales que gana, y aparenta ser el más inteligente y triunfador de todas las fiestas. Es un esnob de manual. En términos llanos y castizos, se merece un bofetón. 

En el extremo opuesto, se encuentra Don Fracaso. Siempre habla, en un tono apocado, de su trayectoria profesional. Se avergüenza de los 1.200 euros mensuales que cobra y sobre todo, de haberlos conseguido tras estar casi 2 años de becario. 

Mr. Triunfito y Don Fracaso fingen ser amigos. El primero, utiliza al segundo para subirse el ego, machacando a alguien con baja autoestima; Esto, le hace sentir superior. El buenazo, por su parte, rehúye de mandar a freír puñetas al psicópata, por miedo a una reacción vengativa; Y en mayor medida, por su exquisita educación.

Un buen día, Mr. Triunfito estalla, tras agarrarse una melopea del 15. Este “winner” con ínfulas de Napoleón se arrima, delirante y piripi, al hombro de Don Fracaso, rompe a llorar y enjuaga sus lágrimas con su camisa. En un asombroso ejercicio de humildad y desesperación, reconoce, a tumba abierta, que su vida es un fiasco y que su sueldo “es una mierda”. Admite que están a punto de despedirle, que cobra, en neto, 1.239 euros (39 más que el presunto fracasado), que la chica de la que está enamorado, ni le contesta a los mensajes de Whatsapp, y que el único amigo que tiene sobre la faz de la Tierra, es él.

MORALEJA: La diferencia entre un triunfador y un fracasado, suele radicar en la cantidad de maquillaje utilizado para disfrazar la realidad. 

REFLEXIÓN ADICIONAL: La mayoría de la gente que presume de lo bien que le van las cosas, no lo hace tanto por fardar, como por defenderse. Cuando A piensa que B y C le van a machacar por no embellecer su realidad, y B cree lo mismo de A y C, y C, de A y B, el afán por maquillar los fracasos y exagerar los triunfos es tan contagioso, que se convierte en una enfermedad colectiva. Por esta razón, muchos odian el postureo, pero sucumben ante su inercia poderosa.

2 comentarios:

  1. Pepo, este artículo está muy bien; me ha conmovido y está fenomenalmente escrito. Tienes una gran intuición y sensibilidad, y se nota que has ganado práctica con los años...
    BTW, me he enterado de tus últimas noticias y quería decirte que me alegro mucho por ti y que te deseo que seas muy feliz en esta nueva etapa de tu vida... Ojalá coincidamos algún día y podamos charlar un rato. Un beso grande.
    Fdo: Una que pasó por tu lado y te desea lo mejor :)

    ResponderEliminar