Considerando que Willy Toledo ha
sobrepasado, a trote largo y a galope tendido, todas las líneas rojas de la
osadía, el atrevimiento, la contumelia y la sádica socarronería, teniendo en
cuenta que ha logrado no sólo hervir, sino evaporar la sangre de muchos
españoles de ley con sus criminales chascarrillos, sus inmisericordes soflamas,
sus abyectas diatribas, sus injurias cargadas de animadversión, sus ignominiosos
oprobios ávidos de insidia, sus ultrajes henchidos de vileza y sus contumaces muestras de desaprensión y desafecto
con el género humano, le dedico esta elegante e hilarante turbamulta, marejada,
ristra y retahíla de “insultos”, a modo de vengativa redención como único modo
de hacer justicia, cual Edmundo Dantés, Conde de Montecristo, aunque inspirándome en la desternillante y engalanada verborrea del Capitán Haddock.
Sobreestimado Willy Toledo:
Le comunico, a través de esta lacrada
misiva y montaraz invectiva, que no alocución, que a su plebeya majestad, le
corresponde la siguiente panoplia, plétora, floresta y ramillete de ingratos apelativos:
botarate, cabestro, alimaña, sanguijuela, cenutrio, paniaguado, pelagatos,
desgarramantas, desharrapado, harapiento, andrajoso, bebe sin sed, marinero de
agua dulce, lengua viperina, hura del áspid, traficante de patria, alfeñique,
lechuguino, eunuco, melifluo, truhán, zascandil, berzotas, bellaco, villano,
rufián, malandrín, marsupial, cánido, chacal, porcino, miasma, reptil, roedor,
rata de cloaca, áspide, coleóptero, homínido, antropopiteco, bárbaro, ostrogodo, suevo,
vándalo, arano, marrano, sarraceno, sátrapa, miliciano, sóviet de Petrogrado,
mameluco, corsario, cipayo, filibustero, vendepatrias, mercachifle, tendero, fenicio,
truchimán, vendehúmos, cantamañanas, cazarrecompensas, correveidile, etcétera.
Un descortés saludo,
El ingenioso hidalgo Don Pepone.
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