Os presento al médico francés Jéróme Lejeune, el católico
en proceso de beatificación que
descubrió la verdadera causa de los síndrome
de down, después de que, un siglo antes, el “moderno”, “avanzado” y “progresista”
doctor británico John Langdon Down tuviese
la desfachatez de atribuir el origen de esta minusvalía a personas de una raza
inferior provenientes de la zona de Mongolia. De ahí, viene el despectivo calificativo de “mongólico” para referirse a alguien de disminuidas capacidades
intelectivas.
El abominable y tenebroso término
“mongolismo” se extendió durante una
parte importante del siglo XIX y una porción nada desdeñable del XX, por culpa
de la teoría racista y lunática del Doctor
Down, persona considerada como progre y liberal
en su época. Para
más inri y colmo del esperpento, este médico decimonónico basó su descabellada
conclusión en un postulado o razonamiento de corte darwinista, consistente en
que estos hombres, supuestamente oriundos de la antigua región de Mongolia,
tienen un grado de evolución menor al de los humanos actuales, puesto que se
han quedado en el pasado al no haberse desarrollado como el resto de las
personas de hoy.
Esto fue así hasta que el médico católico en proceso de
beatificación Jéróme Lejeune
hizo justicia a los síndrome de down tras descubrir que es un trastorno
genético causado por la presencia de una copia extra del cromosoma 21 (o una parte del mismo),
en vez de los 2 habituales, razón por la que se denomina, también, trisomía del par 21.
Algo tan positivo, colosal e
inigualable como el hallazgo del médico
católico Jéróme Lejeune ha sido
aprovechado por muchos para perpetrar el crimen del aborto en infinidad de personas con síndrome de down, lo cual generó, en su momento, una punzante consternación y amargura
desconsolada en este noble doctor francés en proceso de beatificación. Del mismo modo que un cuchillo jamonero
tiene la entrañable función de cortar jamón y puede ser utilizado para apuñalar
a alguien, una cosa tan fascinante como este descubrimiento ha sido empleado
para nutrir el genocidio abortista de cifras tan desoladoras
como las recopiladas por Chesterton TV,
números que revelan que son abortados el 100% de los niños con esta minusvalía en Islandia,
el 98% en Dinamarca, el 90% en Reino Unido, el 85% en España, el 77% en Francia y el 67% en Estados
Unidos. Estos son los frutos del ateísmo,
del egoísmo y de la falta de
catadura moral en Occidente.
Te recomiendo leer, a continuación, un artículo que ha cambiado la vida de mucha gente, que es La carta de un católico a Stephen Hawking que ha revolucionado las redes sociales.
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